La IA ha venido para quedarse. Creó mucho revuelo cuando la obra “Théâtre D’opéra Spatial” ganadora de la competición artística de la Colorado State Fair fue generada por inteligencia artificial de generación de imágenes Midjourney por el creador de videojuegos, Jason Allen.
Midjourney es una de las herramientas que junto con Dall-E o Stable Diffusion han impactado de lleno y a ritmo trepidante en el mundo de la creación, siendo alabadas y cuestionadas por partes iguales.
Tras el asombro inicial, vinieron las inevitables reflexiones ¿Cuál es el futuro para el arte tal y como lo conocemos hasta ahora? ¿Qué implicaciones tendrá esto en el ámbito de la propiedad intelectual? ¿Quién deberá ser considerado como autor legítimo y titular de los derechos de autor? ¿Una herramienta de IA puede ser considerada legalmente como «autor»?
También llegó la primera defensa por parte de 3 artistas Sarah Andersen, Kelly McKernan y Karla Ortiz que demandaron colectivamente a Midjourney y Stable Diffusion por el uso de sus obras originales por parte de estas tecnologías.
Cuando aún se está abordando y debatiendo estos temas sin un consenso claro, el Tribunal Supremo de Estados Unidos llega con la Sentencia del pasado 18 de mayo de 2023 en el caso ANDY WARHOL FOUNDATION FOR THE VISUAL ARTS, INC. v. GOLDSMITH ET AL, iniciado años atrás.
La Sentencia hace referencia a la obra «Prince Orange» de Andy Warhol, la cual representa al difunto artista Prince, basándose en una fotografía de la fotógrafa Lynn Goldsmith sin su consentimiento (imágenes de portada).
No se considera como “fair use” (uso legítimo) el que Warhol hace de la obra original de Lynn Goldsmith, por considerar que la transformación de Warhol no dota a la obra “Prince Orange” de suficientes diferencias, al compartir ambas un mismo propósito o uso.
Se establece, por tanto, que para que la transformación sea suficiente para beneficiarse del «fair use» cuando el uso es el mismo en ambas obras (original y derivada), tendría que ser mucho más clara y evidente.
Esto podrá tener un impacto significativo en el uso de la inteligencia artificial para la creación de imágenes o ilustraciones, entre otras, aunque no cierra la puerta a que cambios menores sean aceptados como «transformaciones», siempre que el propósito/uso de la obra derivada sea diferente de la obra original.
Asimismo, en la Sentencia se considera que la obra de Warhol pudo restar mercado (oportunidades de negocio) a la obra original, ya que «Prince Orange» privó a Goldsmith de la oportunidad de vender su foto original a Vanity Fair donde fue publicada por la Fundación Warhol.
Entonces, si «Orange Prince» no está protegida por “fair use” y Lynn Goldsmith debió dar su consentimiento para que se utilizase su fotografía original y/o haber sido compensada por dicho uso, ¿qué ocurre con la IA entonces?
¿Podrá la IA seguir utilizando bancos de obras originales y entrenadas en datos recopilados para crear sus propias obras sin rendir cuentas?
Cuanto menos parece que esta Sentencia pone ya ciertas limitaciones sobre la mesa y otro paso más hacia una IA más justa y ética.
Controvertida Sentencia la del Tribunal Supremo norteamericano, que llega en un momento de cambios y debate sobre la valoración de autoría de este tipo de obras sin duda.
La “Sentencia Warhol” podría complicar la defensa legal de Midjorney y Stable difusión y nos deja más si cabe a la expectativa.
Artículo de Susana Correa.